Cuando Sólo Te Queda Ser Fuerte
Siempre pensé que la ansiedad, depresiones y todas esas cosas, eran ajenas a mi vida, incluso llegué a pensar que las personas que padecían de estos males, eran débiles, que no ponían de su parte, que todo estaba en su cabeza, hasta que…. Ya se imaginarán, llegaron a mi vida sin ser invitadas.
Inicié con episodios de problemas respiratorios. Al inicio me hicieron todo tipo de exámenes, yo sentía una opresión en el pecho, tenía temor a que me diera un infarto, tuve muchos diagnósticos, desde rinitis hasta esternón inflamado. Un día en una de las tantas consultas, un médico me vió y me dijo: "Lo que tienes es ansiedad generalizada". Por una parte fue un alivio que alguien me dijera qué era lo que tenía, pero a partir de ese momento, las alprazolam entraron en mi vida.
Me remitieron donde una psicóloga, una psiquiatra me recetó los primeros fármacos. En mi caso en particular las consultas con la psicóloga ayudaron muy poco y creo que las famosas alprazolam en un inició me ayudaron a controlar la ansiedad; sin embargo, el efecto al día siguiente era fatal: sensación de pesadez, de sentirme lenta, no era nada agradable.
En ésa época pasaba fácilmente de la ansiedad a la depresión. En un ataque de esta última, renuncié a mi trabajo. Después se juntaron varios factores, entre ellos la muerte de un ser querido muy cercano y problemas económicos; en fin, todo ello contribuyó a que mi crisis se agudizara y finalmente terminé emigrando en busca de opciones laborales. Vivir en el extranjero en condiciones totalmente adversas, me ayudó de alguna manera a sacar fuerzas de donde no sabía que tenía -instinto de superviviencia tal vez-, y la verdad es que cuando no tenemos más camino que ser fuertes, es ahí donde sacamos todos esa garra y ese temple de guerreras que llevamos en nuestro interior.
Puedo decir que dos cosas me ayudaron a levantarme de esa situación tan difícil en la que estaba, mi fé en un Dios que sabía que era misericordioso y el amor a mi hijo. Soy madre soltera y sabía que mi hijo solo me tenía a mí, así que me dije, "tienes que levantarte y dejar de sentirle gusto al suelo". Algunas veces tengo días malos, en los que mis miedos me abruman, pero ya no me controlan y he aprendido a lidiar con mi malestar.
Con el pasar de los meses la ansiedad y la depresión fueron mejorando, después de un proceso muy difícil, tener amigos o una familia que te apoya cuenta mucho. Mis crisis fuertes fueron hace ya 4 años y hoy en día es algo que no lo comento en público, incluso es algo que me lo reservo, solo muy pocas amistades saben de mi situación.
Soy profesional y en el sector en el que me desarrollo como en muchos otros no es bien visto, así que me toca guardármelo. Saben, he aprendido a convivir con la ansiedad y depresión, ya no les temo, algunas veces son parte de mi vida, pero puedo decir con mucho orgullo que la mejoría ha sido notoria y se dé muchos casos en los que algunas personas lo han superado en su totalidad.
Si estás pasando por uno de estos momentos, la buena noticia es que pienso que se puede superar y debes saber que habemos muchos como tú. No se puede vivir pensando y esperando lo peor, cada día vivido es una lucha ganada. Vivir de esta manera no es vida, creo que siempre tenemos la opción de sentirnos mejor, de vivir, de ser felices.
De todo lo anterior mi mayor lección o enseñanza, es el seguir luchando. Luchar cada día por lo que quiero, valorar lo que tengo, disfrutar esos momentos de paz, en los que no necesito un fármaco para sentirme bien. Fueron momentos duros y sé que debo superarlos, 'cerrar capítulos' como diría Paulo Cohelo, cerrarlos por mi salud mental, por mi bienestar.
Quisiera que la sociedad nos viera sin estigmatizarnos, quisiera no tener que esconderme y temer hablar en público de mi condición, de lo que he pasado. Pienso que algún día la sociedad verá la depresión y la ansiedad como cualquier otra enfermedad.
No he podido lograr dejar en su totalidad las alprazolam, sin embargo he reducido las dosis y las uso sólo cuando tengo algunas de mis crisis. Mi consejo es que nunca te des por vencida, hay que conservar la esperanza y recordar que lo mejor está por venir.