Las Locas No Se Ven
Me aparté del feminismo verde el mismo día en que, estando en el ENM (Encuentro nacional de Mujeres) noté que un ataque de pánico era tratado con rabia y barrido bajo la alfombra deliberadamente. Ahora bien: un ataque de pánico es poca cosa, si se lo compara con la esquizofrenia, la psicosis o padecimientos más aparatosos. Así confirmé que el feminismo verde no está preparado para brindar apoyo en estos asuntos, y que muy pocas mujeres con padecimiento quieren asomar la cabeza debido al estigma que generan incluso entre sus pares. Casi no se habla de las padecientes locas, mujeres percibiendo la realidad consensuada de una manera diferente. Se las ignora. No se espera que una mujer autista o una esquizofrénica salga a una marcha: aunque no lo diga nadie -porque quedaría mal y muy poco "feminista-, se supone que el encéfalo lo gobierna todo, y que una mujer en esta condición no tendrá criterio ni para marchar ni para expresarse coherentemente. Cuerdismo y capacitismo, una vez más.
Claro que de ello no se habla. El feminismo absorbe entre sus filas a las trans -lo cual está muy bien-, sin embargo a las padecientes psíquicas, no. ¿Para qué, si están en los manicomios o recluidas en sus casas con sus familias, o invisibles, y no tienen criterio para mostrarse "lindas locas y libres"? Aún no he visto una manifestación feminista frente al Moyano: y si hay o hubo una, que me avisen. Es un punto tan incómodo (e inexistente) dentro de la agenda, que el sólo hecho de mencionarlo hace que nos pongamos nerviosas.
Hay una razón de peso para esto: las feministas fueron tachadas de locas desde que nació el movimiento. ¿Ibamos a ser nosotras la excepción? El miedo sigue vigente, a ver si todavía nos confunden. Por lo tanto, no he visto un cartel que represente a esas mujeres distintas, si no que se mezclan entre las otras sin individualizar su problemática. La loca va mezclada, va soterrada, va disimulando, PERO VA. El tema es que no se atreve a sacar su bandera, porque ¡quién sabe cómo se lo tomarán las otras! Las otras, las disidentes, las docentes, las psicólogas "feministas", las adaptadas socialmente, las mujeres ejemplares. Hay que buscar con lupa para encontrar menciones a violencia manicomial e institucional. Es obvio: puede que al estar locas, mientan. ¿Resulta fiable la palabra de una padeciente psíquica? Pocas veces. Hay que mostrar la chapa, sea de una organización social o de un título en ciencias humanas; difícilmente se le dará espacio verbal o político a una padeciente. Y por supuesto que estas mujeres prefieren no hablar: ya se dieron cuenta de que no se las menciona, y que podrían ser tan estigmatizadas y miradas de reojo como en cualquier otro ámbito. De hecho, es lo que ocurre. La militancia loca prácticamente no se conoce en Argentina, es que somos todas tan cuerdas…
Así que ésta, entre otras cuestiones, es la causa por la que me aparté del feminismo verde. Mis razonamientos acerca de su peligrosa absorción por el sistema opresor y su androfobia son temas que trataré en alguna otra ocasión. Temas que están a la vista, por cierto, y que flaco favor le hacen al movimiento.
Hará un par de años, una mujer argentina con un brote psicótico fue a un kiosko y se peleó con el dueño. Inmediatamente, éste llamó a un mecánico, la ataron en plena calle y la mataron a palos. Mientras la gente que pasaba por ahí filmaba el crimen con sus celulares, ella logró soltarse y pedía ayuda. Se murió sin que nadie hiciera nada, más allá de filmar. Me enteré navegando por la red, y sólo encontré dos notas y un par de videos sobre los hechos (quién puede subir esos videos a youtube). La palabra feminismo no salía en ninguno de ellos. El asunto pasó prácticamente desapercibido. Se trataba de una mujer cuyo nombre no logro encontrar ahora en internet, porque no era la novia ni la hija de nadie, ni era una actriz famosa: era una psicótica pobre y anónima. Y la mataron por dos razones: por ser mujer, pero también por estar psicótica. La justicia ha dejado a sus asesinos en libertad.
Se llamaba Marisela Inés Pozo Pizl, era de Laferrere, provincia de Buenos Aires, y este post está dedicado a ella.